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Este trabajo es un tributo a la vida de los que deseamos decir, pero no sabemos cómo, cuándo o dónde, lo único que sabemos es que queremos recuperar lo que hemos perdido o que nos han quitado, mientras la población mira por sus televisiones, computadoras o celulares, construyendo a las víctimas en personajes de una especie de telenovela, que pasa en el noticiero de la 1:30 y que nos provoca pánico en la vida real.

 

Digo esto, a la vez, para hacer referencia a Eva Cecilia Pérez Vargas, amiga y compañera, que fue víctima de feminicidio en el año 2011. Este antecedente me llevó a aprender a tener compasión de los fenómenos sociales que ocurren en la época que estoy viviendo, me hizo ser capaz de conmoverme en aquel momento, tanto como ahora.

El gobernador Eruviel Ávila habló por teléfono con Amparo y le envió un automóvil para que acudiera a la Procuraduría.

—¿Ustedes creen que me van a reparar el daño? —preguntó al funcionario con cara arrugada por la tristeza que le pusieron enfrente.

—¿Qué quiere, ¿cuánto quiere?  —reviró el otro.

—Devuélvame a mi hija: así de fácil. Lo pudieron hacer, lo tuvieron en sus manos. Llegó la primera chica violada y no hicieron justicia, ¿por qué permitieron que pasaran siete, ocho asesinatos más? El primer ataque del Coqueto ocurrió en 2010 y ese año hubo tres o cuatro asesinatos. Aún era gobernador Enrique Peña Nieto: desde entonces. (Humberto Padgett , 2015)

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